La capacidad para orientarse por uno mismo, tomar decisiones y resolver problemas es de las más completas del ser humano pues implica conocimiento de la realidad y de uno mismo, consciencia de nuestra representación subjetiva de la realidad, costes de oportunidad en las decisiones, justificación de medios y fines, placer presente o inversión futura, etc, y busca la madurez personal y profesional a través de la autorrealización y la independencia como persona.
Es un concepto continuo y que se retroalimenta en el tiempo pues las decisiones se pueden rectificar. Implica una predisposición activa aunque siempre con asesoramiento, y muy importante, aunque las circunstancias a priori adversas en nuestros objetivos puedan serlo, también podrían valerse de lo contrario a veces; nos hacen descubrir aspectos de nosotros que desconocíamos y que probablemente debemos mejorar, pero incluso también llegarían a despertar vocaciones y talentos que desconocíamos en muchas ocasiones. Por tanto, la frustración, vencer nuestros miedos y equivocarse aunque duela a veces (En su justa medida)puede merecer la pena ,la experiencia de la vida y su impacto emocional va más allá que cualquier lectura o consejo. La vida tiene textura, color, olor, música, sabor,etc, por eso va más allá, es un viaje de aprendizaje y autodescubrimiento.
Nuestro plan vital es un tapiz precioso y la tragedia del ser humano a veces es verlo por detrás, con los nudos y colores apagados, apenas un atisbo de su verdadera belleza. Por eso, si nuestra vida hubiera sido distinta, quizás no llegaríamos a ser lo que somos.
El proceso de orientación sigue el siguiente esquema:
1. Autoconocimiento (de nuestros intereses, autoconcepto, valores, personalidad, aptitudes, conocimientos, actitudes,etc)
2. Información académica/profesional y ocupacional (Itinerarios académicos y profesionales)
3. Toma de decisiones académicas (Estudios) y profesionales (Búsqueda de empleo)
